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Mi bebé de un año come poco, ¿es normal?

A partir del año de vida, el crecimiento se ralentiza y esto hace que el niño necesite menos alimentos que antes. A esto se le suma que su atención suele desplazarse hacia otros ámbitos y, antes que comer, prefiere seguir experimentando sus nuevas habilidades, como aprender a caminar.

Para tener una idea, las porciones adecuadas para un niño suelen ser similares al tamaño de su puño cerrado, aunque en ocasiones puede que coma mucho más porque está pasando por una etapa de crecimiento (el famoso “estirón”). Superada esa etapa, la cantidad de comida que necesita disminuye notablemente y esto también puede confundirnos.

En ningún caso funciona obligarlo a comer. Lo mejor es ofrecerle siempre alimentos saludables y que el agua sea la bebida principal, evitando las galletitas, golosinas, jugos industriales y demás que le quitan el apetito y no son sanos.

Evitar las comidas fuera de hora también es importante. Cuando el temor a que no coma es más fuerte, solemos caer en la tentación de darle algo más tarde si no almorzó y esto no hace más que generar un círculo vicioso, porque si come a deshora no tendrá hambre en la cena y así sucesivamente.

Lo ideal entonces es tener un horario regular de comidas con opciones saludables y variadas. Dejarlo elegir del plato lo que quiera comer y si no quiere saber que es porque no tiene hambre y no porque tiene un problema con la comida.

En la medida de lo posible, incorporar al bebé -desde que empieza con alimentación complementaria- al horario de comida familiar, aunque sea una vez al día, y evitar la televisión, el celular u otros dispositivos, así como evitar distraerlo con juguetes con tal de que coma, es lo más recomendable. El encuentro familiar alrededor de la mesa, sin discusiones ni retos, es el contexto perfecto para nutrir cuerpo y alma.

Tal vez, si evitamos el estrés que suele provocarnos esta situación y dejamos de batallar con la comida y de prestarle atención a los que dicen que “este nene no come”, nos daremos cuenta de que en realidad come lo que él necesita, cuando lo necesita. 

En todo caso, la consulta al pediatra siempre nos dará la tranquilidad de que el niño está sano.


Asesoró: Dra. Marisa Jaitt, pediatra

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