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“Me lo dijo la maestra”

Hora de salida del jardín, puerta de egreso de los niños de sala de 4, la maestra le dice a una mamá. “Hola…hoy Martincito se portó muy pero muy mal, le pegó a un compañero, a ver qué podemos hacer mami…”

Y así, en medio de gritos de emoción por los reencuentros, saludos y miradas de otras madres, la mamá de Martín y su hijo se retiran juntos, sin saber claramente cuál era el mensaje y qué debía hacer. Retarlo, ignorar su comentario, preguntar, intervenir?

Este es uno entre tantos ejemplos de comentarios de pasillo que se realizan en los jardines de infantes cotidianamente.

Por falta de tiempo o tal vez de capacitación de los maestros, los padres, las madres y los niños reciben cierta información fuera de un contexto que pueda ayudarlos a todos a modificar aquello que se supone que deben cambiar.

Ya sea si es para dar una buena noticia, como por ejemplo que Sofía fue al inodoro y no mojó su ropa o si Juan no comió o mordió Pedro a un compañero, comentarlo en un diálogo de pasillo es complicado y no muy recomendable aceptar.

Toda situación nueva o atípica que sucede dentro de la institución donde concurren nuestros hijos debe ser informada y trabajada en un espacio adecuado para poder charlar tranquilos y solos.

El vínculo con la maestra de nuestros hijos es fundamental. Es el nexo que conecta la familia con el jardín. Permite acompañar y sentirse acompañados como familia, y estar al tanto de los logros y dificultades que atraviesan los chicos en su proceso de crecimiento, por lo tanto debemos construirlo cuando este no se da espontáneamente, ni se fomenta desde la institución.

¿Cómo se construye esta relación para que lo que me diga la maestra se transforme en un encuentro, en un espacio de reflexión y no siga siendo una mera crítica o información que no conduce a nada o tal vez dificulta y repercute negativamente en la conducta del niño?

Conociendo cuales son nuestras necesidades como padres y defendiendo nuestros derechos y los del niño.
¿Cuáles son estas necesidades y derechos?

Primeramente,

  • Cómo ven a nuestro hijo en el jardín, con su grupo de pares, con su docente.
  • Cómo es su desempeño en el jardín,
  • Si notan alguna dificultad que amerite hacer una consulta.
  • Si concurren a comedor que nos informen del menú que se les brinda anticipadamente y si notan algo diferente, informar cómo o cuánto comió.
  • Si aun tiene pañales, cuantas cambiadas se le realizaron. Y si está en proceso de dejarlos si fue necesario cambiarle la ropa o no.

Tener al menos dos a tres informes anuales. El primero luego del proceso de adaptación, uno a mitad y otro a fin de año como cierre de la etapa.

Tener un canal abierto de diálogo con la directora y/o maestra/ y/ Psicopedagoga si la hay.

Que sea un jardín de puertas abiertas para los padres y especialmente para las madres que están aun amamantando y pueden acercarse. Esto no significa que los padres intervengan y opinen sobre todo, sino que tengan acceso directo a la institución y sus autoridades sin aviso previo.

¿Cuáles son nuestros derechos y los del niño?

Fundamentalmente el respeto y el derecho a la intimidad.

No se puede ni se debe hacer comentarios ligados a la conducta de los chicos en medio de un recreo o a la salida fuera de un contexto que preserve al niño en su totalidad.

No es un dato menor que se comprenda, que hacer apreciaciones fuera de lugar pueden dañar al niño porque lo deja expuesto a una situación de la cual no puede hacerse cargo justamente porque es niño.

Y por lo general es recomendable hablar primero a solas la maestra con los padres y luego según la situación puntual y la edad, integrar a la charla al protagonista con el fin de buscar una solución y no simplemente como una descarga del docente sin un fin pedagógico/emocional en sí mismo.

El rol docente es un rol profesional por lo tanto desde su función se esperan determinadas conductas.

La maestra no reemplaza a la mamá ni al papá, ese no es el objetivo, sin que transitoriamente tiene la responsabilidad de hacerse cargo según su tarea, del niño y ser nexo y comunicadora de lo que acontece dentro del jardín respecto de él. Por eso si como padres notan que estas funciones no se cumplen, es responsabilidad hacérselo saber y plantear cuales son las necesidades particulares de cada familia y si están en condiciones de responder a ellas.

Sino habrá que pensar si es el jardín adecuado para mandar a vuestro hijo.

Hasta la próxima