Mi hijo entró a nuestro cuarto y nos pescó in fraganti!!
Puede suceder que en alguna ocasión nos descuidemos y dejemos la puerta semi abierta o cerrada sin llave.
Puede suceder que no teníamos pensado acariciarnos, mimarnos y hacer el amor y esto comenzó a suceder mientras los niños dormían. Creíamos que dormían.
Puede suceder que no queramos cerrar la puerta por temor a no escucharlos si nos necesitan o les pasa algo.
Pero también puede suceder que ellos sigilosamente ingresen a nuestra habitación y sin que nos demos cuenta nos sorprendan en una situación incomoda.
¿Qué hacer? No desesperarse, y aceptar que si sucedió hay que atravesar ese momento.
¿Cómo? Con tranquilidad y con naturalidad volviendo a una situación cómoda íntima (taparse, acomodar la ropa, pedirles que se den vuelta o salgan un rato del cuarto) y buscar la forma de volverlos a su cama dándoles algunas palabras para que comprendan algo de lo que vieron y tranquilicen sus pensamientos y emociones.
Ej: Papá y mamá nos estábamos haciendo mimos porque nos queremos mucho y nos gusta estar juntos. No te escuchamos entrar. Nos gustaría que la próxima vez que quieras venir a nuestro cuarto toques la puerta y esperes a que te respondamos antes de entrar.
Intentar no enojarse, no gritar o desesperarse porque puede tornar una situación natural y normal en algo que se asemeje a una situación peligrosa o prohibida.
En general se habla que alguien sufre una situación traumática cuando esta se presenta de golpe e irrumpe, no se puede comprender, procesar o metabolizar. Cuando no encuentra palabras para ser nombrada y por ende no se comprende.
Cualquier acto puede llegar a ser traumático si se vivencia de golpe, es visualmente impactante, sin preparación previa o explicación posterior.
Más aun si hablamos de sexualidad.
Por eso, en este caso mi idea es poder transformar una situación que es sin duda incómoda que puede llegar a sentirse como un “trauma” en un hecho familiar que puede suceder alguna vez y es recomendable darle un sentido para que los hijos comprendan algo de eso que vieron.
Lo que se pueda decir. Lo que los papás puedan pasar en limpio y clarificar.
Dado que la sexualidad y el lenguaje acerca de la intimidad de los actos privados van de la mano es muy difícil hablar de ellos.
Pero si pasa…
Algunas posibles respuestas o palabras a decir.
No dar explicaciones extensas ni justificar lo que se vio, simplemente describir desde lo que sentimos qué fue lo que estábamos haciendo y que lo que vieron era algo bueno que hacen las personas grandes que se quieren, y no en presencia de los chicos. Que creyeron que la puerta estaba cerrada y no se dieron cuenta.
Esta situación es una oportunidad de reponer o pactar algunas reglas familiares ahora que los chicos están creciendo y pueden comprender más que antes, que hay momentos de intimidad donde los papás quieren estar a solas y ellos deben avisar antes de entrar, tocando la puerta.
Como así deseo remarcar la importancia del respeto por los propios espacios de cada hijo, en este caso sus cuartos donde a ellos también debemos ingresar preguntando si podemos hacerlo.
Para que ellos respeten nuestro espacio, debemos hacer lo mismo con el de ellos.
Esto también los ayudará a que diferencien lo público de lo privado, lo íntimo de lo abierto.
Nosotros los adultos, tenemos que tener la posibilidad de disfrutar con libertad de nuestros espacios y ellos, los niños, también. Y que su cuarto sea un cuarto propio, un espacio donde jugar, leer dormir, conocer su cuerpo, teniendo la seguridad y confianza que nadie entrará y los sorprenderá.
La sexualidad existe desde que nacemos, incluso desde dentro del útero materno y tiene que ver fundamentalmente con el amor, la vitalidad, la energía, el deseo y la pulsión. Los bebés y los niños tienen sexualidad.
Pero la genitalidad es cosa de adultos, por eso es importante transmitirles que aquello que vieron es algo que hacen los papás y mamás porque se quieren, les gusta. Que es cosa de grandes y a veces pueden escuchar ruidos desde el cuarto pero que no deben preocuparse porque no es nada malo.
Algunos niños comprenderán, otros preguntarán, otros insistirán. Algunos otros se preocuparán o enojarán.
Algunas ideas para el final:
- Animarse a cerrar la puerta es una buena decisión. E informarles de este cambio, anticipándonos a una posible excursión nocturna.
- Animarse a naturalizar esta acción también lo es. Preguntarnos qué lugar ocupa la sexualidad en nuestras vidas y cómo la vivimos y pensamos.
- Recuperar los propios espacios es un logro. Disfrutar algunos momentos como hombre y mujer sin los hijos también.
Arriesgarse es una complicación.
Pero si sucede, siempre como padres tenemos la posibilidad de aclarar, reparar y acompañar las diversas experiencias que suceden en la vida cotidiana de cualquier padre o madre de una familia con niños pequeños.
Sin juzgarnos, sin castigarnos, sin una vergüenza que nos paralice u horrorice pero siendo cuidadosos y responsables sabiendo que nada es neutro a la vista y oídos de nuestros hijos.
Hasta la próxima
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