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Los chicos que no tienen amigos en la escuela

A la salida de la escuela, todos hacen programa: unos invitan, otros son invitados y se despliega una agenda de compromisos sociales a veces más nutrida que la de los adultos. Pero, ¿qué pasa cuando nuestro hijo queda afuera de esa organización?

A la salida de la escuela, todos "hacen programa": unos invitan, otros son invitados y se despliega una agenda de compromisos sociales a veces más nutrida que la de los adultos. Pero, ¿qué pasa cuando nuestro hijo queda afuera de esa organización y ni es invitado ni quiere invitar? ¿Qué sucede cuando lo notamos malhumorado, con pocas ganas de ir al colegio y menos a los cumpleaños de sus compañeros? ¿Por qué los únicos relatos que trae del vínculo con los otros chicos son las situaciones de conflicto?

Sin duda, todas las anteriores son señales de alarma que hay que tener en cuenta a la hora de pensar en el vínculo de nuestros hijos con sus compañeros, más allá de que sean nuevos en la escuela o de que ya lleven varios años juntos.

Cuando los padres descubren que algo anda mal en esa relación, suelen angustiarse mucho y, a veces, esa angustia los saca de foco y los corre de su rol, llevándolos a actuar, muchas veces, más desde el lugar de pares que desde la posición de adultos.

Para ayudar a los chicos es importante poder tomar la distancia que la madurez y la experiencia nos aportan y no actuar como un chico más. Así evitaremos cometer, por ejemplo, alguno de los siguientes errores:

  • Tomar literalmente lo que dice el chico, porque sabemos que "no miente". Puede no ser mentiroso, pero estar relatando un hecho desde su visión y su percepción, no siempre coincidente con la de los demás.
  • Hablar con los padres de los compañeros de nuestro hijo desde el reclamo o la recriminación, provocando una escalada del conflicto en vez de una solución.
  • Decidir un cambio de escuela por este motivo, sin hablar con la maestra y sin analizar detenidamente la situación.

Lo más adecuado sería "estar alertas", observar al niño a la salida de la escuela, en los cumpleaños, los actos, las clases abiertas, etc. Preguntarles "¿Cómo van las cosas en la escuela?" puede mostrar en qué hace hincapié y qué situaciones elige para el relato. No es conveniente preguntar: "¿Tenés problemas con tus compañeros?", porque se está abriendo la puerta a una idea que puede estar sólo en al mente de los padres.

Cuando el chico plantea que no tiene amigos en la escuela, lo más adecuado es  indagar un poco: ¿Por qué pensás eso? ¿Desde cuándo pensás/sentís esto? ¿Lo comentaste con la maestra? ¿Qué cosas te pasaron que te hagan sentir así?, etc.

Hay que tener en cuenta que los chicos suelen plantear como generales situaciones específicas, surgidas de conflictos puntuales. Sin embargo, si este comentario se anuda con otros o con situaciones concretas, hay que pedir una entrevista con la maestra para que  nos cuente cómo ve a nuestro hijo en la escuela y con sus compañeros y qué estrategias sugiere para ayudarlo.

Y también hay que saber que los vínculos se construyen de a dos: ¿Qué actitudes de nuestro hijo interfieren en su vínculo con los otros chicos? ¿Qué actitudes del grupo le molestan a nuestro hijo? ¿Cómo es nuestra relación con los padres del grupo? ¿Fomentamos que nuestro hijo tenga amigos en la escuela, invitando compañeros a jugar, por ejemplo?

Si la actitud elegida es la de estar presentes siempre para ellos, escuchar e intervenir sólo cuando es necesario, eso ayuda a los chicos a ir encontrando la manera de resolver sus problemas y, también, a que sientan la confianza de que sus padres van a estar ahí cuando ellos no puedan solos.

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