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¿Cómo lidiar con los jefes?

El trabajo es el ámbito donde la gente pasa la mayor parte del tiempo, por eso es imprescindible establecer relaciones sanas y agradables, para poder desempeñarse de la mejor manera posible.

Crecimiento personal, desarrollo profesional, recompensa económica, un clima agradable. En general todos buscan lo mismo en un trabajo, el problema es cuando estas condiciones se ven alteradas por un eslabón fundamental en la cadena laboral: el jefe.


 Tipos de jefes

Hay muchos tipos de jefes con diferentes comportamientos, y es importante saber distinguirlos para mantener una relación adecuada. Algunos de ellos son:

  • Burocráticos: se rigen por las normas establecidas por la institución, motivo por el cual tienen escasa relación con los empleados. De esta forma imponen respeto y muestran poco interés por el trabajador.
  • Motivadores: son quienes se ocupan y preocupan por sus subordinados, motivándolos para explotar su potencial y estimular su progreso. Se encargan de brindar recompensas a quienes lo merecen y evitan aplicar sanciones porque establecen relaciones cercanas con los empleados.
  • Democráticos: están interesados en el crecimiento general de la empresa, motivo por el cual se relacionan con los empleados en forma igualitaria, buscando estimularlos para lograr un objetivo en común.
  • Autocráticos: se relacionan con los empleados siempre y cuando éstos resulten útiles para su crecimiento personal. Buscan asegurar su prestigio y poder, exigiendo obediencia por parte de sus subordinados, sin prestar atención a sus necesidades.

 

 Consejos útiles


Ya sea para mejorar el clima laboral rutinario, como para apostar a un futuro en la empresa, es importante conservar una buena relación con el jefe. Para eso, pueden ponerse en práctica los siguientes consejos:

Saber escuchar: los nervios – ya sea por notar señales de desaprobación o pensar en una respuesta rápida - pueden jugar en contra a la hora de recibir órdenes, por eso es importante prestar atención a lo que se pide para poder responder en forma eficiente y sin vacilaciones.

Medir el tiempo: ser conciso es una virtud fundamental de un empleado. El tiempo es un recurso fundamental para los empresarios, por eso es importante elegir con cuidado los temas a informar, hablar clara y directamente.

Resolver los problemas: la capacidad de solucionar las dificultades que se presentan diariamente es fundamental a los ojos del superior. Demuestra un trabajo eficiente y comprometido.

Ser puntual: respetar la puntualidad es muy importante para dar una buena imagen y mostrar un compromiso con el trabajo.

Ser positivo: los empresarios suelen mantener una postura optimista y reconocer la misma virtud en sus subordinados. No sólo para el trabajo sino para lo personal, el optimismo colabora con el estado anímico y con la capacidad de responder a los conflictos en forma eficiente.

Mantener distancia: el exceso de confianza puede jugar en contra a la hora de relacionarse con un superior, por eso es importante que sea él quien marque el ritmo de la relación. La versatilidad para poder tomar confianza y distancia según el jefe lo disponga puede ser muy positivo para la relación.