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Cuando los complejos bloquean el placer

Casi todos los complejos por los cuales mujeres, varones y /o parejas suelen consultar pueden sintetizarse en pocas palabras: Baja Autoestima y Desinformación sexual.

La autoestima es ese conjunto de ideas, percepciones e imágenes que una persona tiene de sí misma en términos valorativos; es la calificación que cada uno se da ya sea como persona o en relación con algunos aspectos de sí mismo.

Es importante preguntarse ¿cómo se siente la persona respecto de su cuerpo y de su aspecto físico? Porque en muchos casos la propia visión guarda relación con la capacidad o no para formar lazos amantes e íntimos. Tener una imagen corporal positiva es una parte importante de la autoestima, y una alta autoestima - sentirse bien con uno mismo - es vital para establecer relaciones íntimas con otros.

La vergüenza por algún complejo físico (real o imaginario) puede interponerse bloqueando situaciones de cortejo, encuentros sexuales, la práctica de deportes (porque dificulta el hecho de desvestirse en un vestuario común) o la posibilidad de tener amigos/as por temor a que la relación progrese hacia la actividad sexual. De no consultar con un profesional, esto puede llegar a causar trastornos sexuales toda su vida.

Otra de las preguntas que vale hacerse es ¿cómo le transmiten a las mujeres, desde pequeñas, su valor como tales?. De muchas y variadas formas: por los nombres que les ponen, por la ropa con la que las vestían; por los juegos que les permitían; por el tipo de aprendizajes estimulado; por cómo se respondía frente a sus éxitos y fracasos; por las comparaciones con los hermanos varones.

Además, desde el punto de vista de la auto valoración, la madre es el primer modelo genérico en lo que a la autoestima se refiere. Muchas mujeres reconocen en su dificultad para valorarse la repetición de lo que percibieron en sus propias madres: madres que permanentemente se postergaban, que directa o indirectamente desvalorizaban a las mujeres y hasta que aceptaban ser maltratadas.

Esta baja autoestima se pone de manifiesto a través de dos síntomas muy comunes en las mujeres: las dificultades para decir "no" y para delimitar y defender un espacio propio. Gran parte de sus dificultades con los límites se debe a la inseguridad en sí mismas y a creer que no tienen derecho a defender lo que quieren o desean.

Cuando la mayoría de las mujeres jóvenes se enfrentan con un ideal físico literalmente imposible no lo rechazan sino que se rechazan a sí mismas, ajustando literalmente su visión de forma tal que son ellas quienes resultan absurdas, feas y antifemeninas. Indudablemente la sociedad y los medios transmiten mensajes que muchas veces no tienen relación con la realidad. Uno de ellos, es aquel que liga una buena sexualidad femenina con un cuerpo delgado.

Esto hace que las mujeres sientan más que los hombres complejos referidos a su cuerpo (el peso, algún rollito, las medidas no “perfectas”), pues no cumplen con los cánones de belleza que esta sociedad les impone. Esa inadecuación entre el modelo que se impone socialmente y la imagen real de una persona crean malestar y sufrimiento psíquico.

Muchas veces la preocupación por la figura les impide desarrollar una vida social normal. Hay quienes se sienten acomplejados por alguna parte de su cuerpo y por eso se privan de hacer salidas, de usar cierta ropa o darse algunos gustos. Esto a la larga deteriora la autoestima y puede llegar a desmoronar a una persona con estructura psíquica vulnerable, llegando en algunos casos a desarrollar verdaderas fobias sociales. 

Por eso, y aunque parezca una preocupación trivial, los problemas con el cuerpo merecen ser motivo de consulta no sólo cuando el verano se acerca y aparecen los miedos a quedar expuesto sino para prevenir trastornos más graves como la anorexia, bulimia, depresión y/o fobias.

Una de los complejos de las mujeres es el referente al tamaño de sus pechos, suponiendo todas ellas que los hombres las prefieren de pechos grandes y abundantes, los que las lleva a someterse a cirugías estéticas, muchas veces sin medir los costos que ello significa y muchas veces los resultados no responden a lo que supuestamente ellas deseaban. También se muestran acomplejadas a veces por el tamaño y color de sus pezones, desconociendo que el tamaño de los mismos como el de la zona coloreada más oscura alrededor de ellos varía mucho de una mujer a otra.

Otro motivo de angustia es sentir que la forma y color de sus genitales externos (labios mayores y menores) son “espantosos”, “deformes” “no mostrables” o producto de alguna anomalía. Esto las acompleja de tal modo que muchas veces evitan ser vistas completamente desnudas por sus maridos o prefieren hacer el amor con la luz apagada. Desconocen que los genitales externos de las mujeres varían mucho en tamaño, forma y color en cada mujer y que también se suceden cambios durante la etapa de excitación.

De una u otra forma son estos complejos suficientemente importantes, a la hora de estar en una relación intima, los que las hacen sentirse desvalorizadas, angustiadas y muchas veces les generan dificultades sexuales.


 
¿Cómo lidiar con los complejos?

La clave para aprender a convivir con las partes feas de una es jerarquizar la palabra gustar. Y en lo cotidiano significará mirarla, enfrentarse a esa porción de nuestra anatomía que le disgusta a una. Sin rechazos ni miedos. Reconciliarse con esas partes imperfectas implica todo un trabajo de aceptación, para el cual puede ayudar la terapia psicológica.
 
La perfección es imposible. Entonces, hay que olvidarla. Es importante convertir y destacar lo bueno que se tiene y dejar a un lado lo que entorpece el camino.



Asesoró: Lic. Diana M. Resnicoff
Psicóloga clínica. Sexóloga clínica.