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Internet y las nuevas tecnologías podrían atentar contra el lenguaje adolescente

El uso de pocas palabras, resultado de la creciente comunicación a través de medios que así lo requieren, podría generar en los chicos el empobrecimiento del vocabulario afectando de esta manera su desarrollo intelectual y profesional.

Los “mensajitos” de texto, el messenger, twitter, facebook y otras redes sociales están muy ligadas a esta posibilidad. La utilización de abreviaturas y cambios de letras pueden llegar a ser el camino a un lenguaje precario, si se tiene en cuenta que muchos chicos pasan gran cantidad de horas comunicándose de esta manera a través de celulares e Internet.

Así lo afirmó un estudio británico que estableció que los adolescentes utilizan un promedio de 800 palabras diarias, que no sólo son pocas, sino que además muchas de ellas son abreviadas o sufren el reemplazo de letras.

Si bien la tecnología es señalada como una de las responsables de este fenónemo, no sería la única, ya que entre los adolescentes existe una tendencia a despojar el lenguaje de toda verborragia y a simplificar, producto de una cultura antiescolar que, como explica el consultor de enseñanza de la lengua John Bald, tanto los padres como el colegio deben contrarrestar.

En sintonía con este punto, los lingüistas descubrieron que si bien la mayoría de los adolescentes a los 16 años han desarrollado un lenguaje de 40.000 palabras que puede llegar a 60.000 en la universidad, muchos se limitan a utilizar un número bastante menor durante las conversaciones cotidianas.

Para tranquilidad de los padres preocupados por esta situación, hay otra mirada al respecto. David Crystal, profesor de lingüística en la Universidad de Bangor, en Gales, considera que se subestima el lenguaje adolescente, su complejidad y amplitud porque lo que en realidad se cuestiona es que los chicos tengan buen vocabulario para temas de los que quieren hablar, como por ejemplo tipos de música,  y no para otros como política.

Crystal opina que los adolescentes tienen un vocabulario articulado que les permite expresarse sobre cosas que les interesan y de seguro ningún investigador académico podría entrar en su íntimo círculo.

Fuente: Diario La Nación, 21 de enero de 2010