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Las claves para no abandonar la actividad física

Empezar a hacer ejercicio físico suele ser fácil, el problema es sostenerlo a largo plazo, que es, justamente, lo que hace la diferencia en cuanto a resultados. La auto-motivación es fundamental para lograr que la actividad se convierta en un hábito y se incorpore a nuestra vida.

La constancia es la clave, sin duda, porque si pensamos que ir al gimnasio una hora dos veces por semana implica sólo un 2,3% del total de horas de la semana, hay que reconocer que es bastante poco y que, si por las más diversas razones (o excusas), se empieza a faltar a esas clases, los resultados no van a ser los mismos.

¿Cómo trabajar la automotivación para ser una ayuda y no un obstáculo para uno mismo? En primer lugar hay que comprender los pasos del proceso:

Deseo: es “tener ganas” y con eso no alcanza, ya que el pensamiento debe convertirse en acción para dar resultados positivos. La intensidad del deseo está motivada por el entorno, por cómo nos ven los demás y no por cómo uno se ve a sí mismo.

Posibilidad: la actividad física surge como una posibilidad, pero la motivación es externa. Se hace actividad física “porque  hay que hacer”, “porque es saludable”, “porque tengo que bajar de peso”, “porque me lo indicó el médico”, etc.

Esperanza: es la que incita a la acción y la persona inicia un plan de actividad física ya sea inscribiéndose en un instituto, comprando una bicicleta fija, iniciando un plan de caminatas, saliendo a correr, etc.

Foco interno: al comenzar a hacer la actividad física, la voz interna se suma a la externa, descubre que puede, que le gusta, que lo hace sentir bien… o decide que esa actividad no le gusta y encara otra, toma decisiones y hace modificaciones. El peligro de esta etapa es que, si la persona no tiene capacidad de enfrentar las dificultades y en la primera clase de step no puede seguir los pasos, abandone. Por eso conviene iniciarse con una actividad física que no sea exigente y orientado por un profesional.

Auto-conciencia: sigue yendo a las clases, cada vez logra mejores resultados y siente que su cuerpo le responde. Pueden aparecer reacciones asociadas, como decidir dejar el cigarrillo, empezar una dieta, etc.
Filosofía de vida: es el momento en el que se toman las grandes decisiones sobre lo que se quiere para uno mismo y se gana energía para producir más cambios.

Acción: registra que la libertad consiste en poder elegir, deja de lado la motivación externa y se centra en la interna.

Autoconfianza: se produce el cambio; en este caso, la actividad física se incorpora como un hábito más a la vida. Al darse cuenta de que ha provocado su propio cambio aumenta la autoconfianza y se produce la energía necesaria para concretar los deseos.

La clave está en el lugar en el que se pone el foco: si se pone en el afuera, si se espera pasivamente que, como por arte de magia y sin poner energía ni esfuerzo, las ganas de hacer gimnasia brotarán espontáneamente, vamos por el camino equivocado. En cambio, si el foco se pone en uno mismo, se evalúan las opciones y se toman decisiones sobre ellas, el resultado va a ser otro.

Cuando en la práctica constante de ejercicio físico el cuerpo comience a modificar sus formas, a responder con más agilidad y flexibilidad  y a demostrar fuerza y salud, la actividad física se incorporará a la vida cotidiana con la misma naturalidad que nos alimentamos, bañamos o lavamos los dientes.