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Las enfermedades típicas del verano

En invierno, la gripe y el resfrío son las que mandan. Pero en verano, los golpes de calor y algunas infecciones son las estrellas de la temporada en materia de salud.

Ya sea en la ciudad como en la playa o en la montaña, el verano, con sus altas temperaturas, incide de una manera particular en la salud de las personas. Cuando el termómetro supera los 30 grados, algunos pueden considerarlo agradable y otros insoportable, pero los que sin duda están felices y proliferan, son los gérmenes.

En la época cálida la alimentación cambia y se eligen más comidas que no requieren cocción, como las ensaladas, las frutas y los helados, que al no haber sido expuestos al calor, son potenciales portadores de gérmenes. A esto se le suma el hecho de que mucha gente que se va de vacaciones consume otro tipo de agua y prueba la comida local a la que no está acostumbrado o que se prepara en la calle, en condiciones de higiene por lo menos dudosas. Estos factores pueden causar una gastroenteritis, una infección que en verano es más peligrosa por la deshidratación que puede provocar, ya que sus síntomas suelen incluir vómitos y diarreas. Los chicos y los ancianos son los que corren más riesgos, por lo que hay que cuidarlos especialmente y asegurarse de que estén bien hidratados.

Las manchitas blancas que aparecen en la piel cuando se toma sol son la consecuencia de una infección por un hongo que se percibe sólo en verano, después de que se tomó un color bronceado. Esta enfermedad, llamada Pitiriasis versicolor, se trata con cremas.

El agua de la pileta –que también es un buen lugar para contagiarse hongos o pediculosis-, del mar o del río puede provocar otro mal muy típico del verano: la otitis,  la infección del conducto externo el oído. Los gérmenes de la pileta, el contacto prolongado con el agua y la exposición a la humedad y el calor de manera prolongada pueden producir esta infección que, si bien es muy dolorosa, no es demasiado peligrosa.

Las personas que tienen tendencia a padecerla, deben tomar recaudos especiales en verano y es conveniente que, antes de empezar la temporada de pileta o antes de irse de vacaciones, consulten a su médico para que les recomiende tapones, gotas u otras medidas preventivas de la otitis.

Las alergias y las picaduras –de insectos, de “aguas vivas”, etc.- son también típicas del verano y por eso es importante poner en la valija repelente y alguna crema que alivie la picazón. El sol es otro factor que puede causar enrojecimiento si no se respetan los horarios adecuados para exponerse y si no se colocan los filtros solares correspondientes. Además, el sol y el calor excesivos pueden producir el llamado “golpe de calor”, que puede incluir deshidratación, fuerte dolor de cabeza, vómitos y alteraciones de la consciencia como desvanecimientos. En estos casos es de fundamental importancia llevar a la persona a un sitio fresco, hidratarla, bajar su temperatura corporal –puede hacerse tomando un baño de inmersión en agua fría- y, de ser necesario, trasladarla a un centro donde pueda ser atendida por un médico.

Los cambios de temperatura, por ejemplo cuando se veranea en una zona en la que la temperatura desciende considerablemente durante la noche, o el uso excesivo del aire acondicionado, que genera un clima muy distinto en relación al exterior, también puede producir resfríos, congestiones y hasta gripes de verano.

Por eso, para disfrutar la temporada estival y las vacaciones, es importante tomar ciertos recaudos y viajar con todos los elementos necesarios para que los problemas de salud no arruinen el descanso y la diversión:

  • No compartir toallas
  • Usar el protector solar adecuado y no exponerse al sol fuera de los horarios permitidos.
  • Usar sombrero y gorro para protegerse del calor.
  • Beber abundante líquido, sobre todo agua mineral.
  • Lavar muy bien la fruta y la verdura.