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El sexo en las diferentes etapas de la vida

La sexualidad nos acompaña a lo largo de la vida. A veces ocupa el primer plano y desdibuja lo demás. Otras, se corre y entra y sale de la escena cotidiana. Para algunos, a cierta altura del camino desaparece mientras que para otros no, el deseo sexual se mantiene o renace.

Un mito recurrente es suponer que con los años la sexualidad se va desgastando. Pero en los últimos tiempos se observan profundos cambios que ubican la plenitud sexual después de los 30.

El despertar sexual en la pubertad, es una etapa llena de cambios físicos, psicológicos y hormonales. En el caso de la mujer, la pubertad se considera completa cuando se produce la primera ovulación, es decir, cuando se adquiere la capacidad de reproducción. Entre los 11 y 15 años se produce la menarquía (nombre que designa el primer flujo menstrual), el tamaño de los pechos aumenta y éstos adquieren una forma más redondeada, al tiempo que el vello púbico y axilar se vuelve más tupido y grueso. Crecen los órganos reproductores internos y externos, y también los genitales. Continúa el aumento de estatura, aunque a un ritmo menor, y la grasa corporal empieza a redondear el contorno del cuerpo. Su cuerpo se sigue desarrollando durante 3 ó 4 años hasta alcanzar la forma y estatura propias de la mujer adulta.

Algunas mujeres recuerdan su primera relación sexual como un momento en el que sintieron miedo al dolor, a la sangre, a una intimidad totalmente desconocida,  mientras que para otras en esa primera vez fue tal el encanto, tanta la excitación de los primeros encuentros, que eso les alcanza para recordar la relación como placentera, aunque técnicamente no se tenga ni idea de lo que paso o no alcanzó a pasar.

Actualmente, en la Argentina la edad de inicio de la vida sexual ronda, en promedio, entre los 15 y 16 años. Pero es cierto que cada persona la comenzará cuando lo sienta, cuando sea producto de una decisión pensada, y, en la cual, el mejor aliado, siempre, es que lo hagan con la información adecuada. Lo más riesgoso a la hora del debut sexual no es la edad, sino la falta de información.


Sexualidad después de los 35


Uno de los mitos existentes en nuestra sociedad, sostiene que sólo los jóvenes tienen acceso al placer sexual. Ello determina que, algunas mujeres que no son jóvenes, que gozan de buena salud y que tienen muchos deseos de pasarla bien con su pareja, se limiten debido a que no les resulta fácil, socioculturalmente, encontrar una aceptación de este derecho y esta necesidad.

Incluso muchos medios de comunicación muestran siempre a la sexualidad - genitalidad unida a cuerpos jóvenes y hermosos. Así van convenciendo a la mujer que el placer sexual es propiedad de los físicos privilegiados.

¿Qué sucede en verdad? Las necesidades sexuales y emocionales, de cariño, atención e intimidad, no  desaparecen; a pesar de los prejuicios y creencias el cuerpo, la psiquis, reclama contactos sexuales que, a veces, se contienen dejando de pensar en ellos o invirtiendo todas las energías en otra actividad.

Se sabe, a partir de muchas investigaciones, que la mujer alcanza su clímax de goce sexual después de los 30 años. Ya conoce bien su cuerpo, reacciones, gustos y plenitudes. Es una especie de “experta” que sabe lo que quiere, cómo, de qué forma y cuándo lo quiere. Ha aprendido a pedir, a decir que sí y también a decir que no, de modo que al hacer el amor, no espera pacientemente, y en silencio, que su pareja adivine o no, qué desea. Su motivación principal ya no es la lucha por llegar al orgasmo.

En su goce, no sólo actúa la experiencia acumulada, sino que también se produce un cambio en el balance hormonal femenino, que le da a la testosterona, la hormona del deseo sexual, un mayor papel en la bioquímica orgánica femenina y esto se traduce en un mayor interés por la vida sexual.

Se sabe también que entre las mujeres, aquellas de 20 años, son las que menos alcanzan el orgasmo a diferencia de las de 40, que generalmente lo alcanzan. Han aprendido a conocer su cuerpo y, por ello, logran su orgasmo.



Sexo a los 45


Numerosas mujeres, después que sus hijas e hijos son adolescentes o jóvenes, comienzan a tener mayores oportunidades y descubren que sus experiencias sexuales son ahora, diferentes y más gratificantes. Sus hijos ya no necesitan una atención tan directa y ya pasó la época en la que, entre el trabajo y la casa, “no hay tiempo ni de mirarse en un espejo” y el sexo quedaba relegado a un tercero o cuarto lugar.

De nuevo, cuenta con mayor espacio para sus intereses personales y para el descanso y, por tanto, se puede producir un reencuentro erótico, sin premuras, con su pareja. Muchas veces se sienten como en sus primeros años de casados, aunque con una gran ventaja porque cada uno sabe que le gusta y que es lo que al otro le gusta. Incluso la existencia de una gran confianza y comunicación les permite experimentar diferentes modos de hacer el amor y diferentes lugares donde hacerlo.



Sexo a los 55

Las relaciones sexuales, en esta etapa de la vida, pueden ser más espaciadas, pero tienen mucha más calidad que en los años juveniles por el aprendizaje adquirido de una misma y del otro.

Por otra parte, el hombre, a esta altura de la vida, ya no tiene las frecuentes e instantáneas erecciones de sus años juveniles y necesita recibir estimulación por parte de su compañera para poder disfrutar. Esto hace que el encuentro sexual sea mucho más prolongado y que la pareja dedique mucho tiempo a disfrutar de mutuas caricias, al mismo tiempo que van descubriendo nuevas y muy estimulantes sensaciones eróticas. Cada vez sienten mayor fascinación por el placer, saben que el orgasmo vendrá y si no, de todas formas logran disfrutar del encuentro
 

Sexo desde los 65 en adelante

Siempre que la pareja goce de buena salud y no esté tomando medicamentos que interfieran en su respuesta sexual, resulta muy estimulante  continuar una vida íntima activa.

Todos los estudios actuales demuestran que mantener relaciones sexuales hasta una avanzada edad no sólo refuerza los lazos afectivos entre el hombre y la mujer, sino que colabora, de manera muy eficaz, a mantener la propia autoestima y la confianza en una misma.

Es indudable que el modo de asumir la vida sexual tiene mucho que ver con los conocimientos adquiridos sobre la sexualidad, con la experiencia vivida y la mirada personal y también con la forma de ser de cada una. 


Asesoró: Lic. Diana M. Resnicoff
Psicóloga clínica. Sexóloga clínica.

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