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Tanorexia: la adicción al sol

Tomar sol puede ser sano siempre y cuando se respeten los horarios adecuados y la persona no se exceda en el tiempo de exposición. Ahora, cuando existe una actitud obsesiva que busca el bronceado sin ninguna precaución, aparece la enfermedad.

Durante el invierno recurren a la cama solar, y septiembre los encuentra aprovechando los primeros rayos de sol en plazas, terrazas y mesitas en la vereda, por supuesto sin protección solar y en los horarios del mediodía. En el verano lucen un bronceado intenso que cuidan como un bien preciado y entran en una especie de obsesión por tomar cada día más y más color.

La tanorexia –de “tanning”, broncear, en inglés-, es la enfermedad de la adicción al sol que lleva a muchas personas a exponerse sin límites ni cuidados, aún conociendo los peligros que esto implica –desde inocentes arrugas hasta cáncer de piel-.

Así como los anoréxicos piensan que están demasiado gordos, y ponen en riesgo su vida con tal de adelgazar, los tanoréxicos piensan que están demasiado pálidos y se arriesgan para adquirir un color cada vez más oscuro, que a los ojos de los demás puede resultar excesivo, pero que para ellos nunca es suficiente.

El deseo desenfrenado por estar bronceados comienza en la juventud, pero hay personas ya mayores que, incluso pasada la barrera de los setenta, siguen abusando del sol porque sienten que el bronceado les da un aspecto más saludable y juvenil.

Y más allá del envejecimiento prematuro de la piel, los tanoréxicos eligen ignorar conscientemente la posibilidad de padecer melanoma: una enfermedad por la cual se forman células cancerosas en las células de la piel llamadas melanocitos, que son, justamente,  las células que dan color a la piel.

Como cualquier adicción, la tanorexia debe ser tratada por profesionales que indaguen qué sucede con la auto-percepción y la auto-estima de esa persona que arriesga su salud porque no está conforme, en este caso, con el color de su piel.

Y mientras tanto, hay que trabajar para que la persona que sufre esta enfermedad respete ciertas pautas a la hora de exponerse al sol:

  • No tomar sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
  • Usar protector solar.
  • Aplicarlo media hora antes de exponerse al sol y volver a aplicar después de entrar al mar o a la piscina, o cuando se ha transpirado mucho.
  • No excederse en el uso de las camas solares.
  • Recordar que el efecto del sol es acumulativo, y que si bien la mayoría de los cánceres de piel comienza alrededor de los 50 años, el daño comienza mucho tiempo antes.

Es sabido que ningún exceso es bueno, y aunque estar bronceado esté de moda y la imagen de una persona tomando sol tenga connotaciones positivas relacionadas con el descanso y la buena vida, hay que tener en cuenta que con el exceso de sol se pone en juego la salud, ese bien tan preciado.