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Terapia Psicoanalítica

Relacionado con el clásico diván, el psicoanálisis nació de la mano de Sigmund Freud y hoy en día es una de las corrientes más difundidas en la Argentina.

Invitando al paciente a abandonarse a la llamada “asociación libre” (decir todo lo que le está pasando por la cabeza), el psicoanálisis busca sacar a la luz aquello que está reprimido en el inconsciente y que, en su puja por salir, provoca tantos problemas.

Este método, se basa en que todo lo que las personas expresan a través de sus palabras, frases, chistes o actos fallidos, tiene un asidero en el inconsciente. Justamente, para hacer conciente lo inconsciente, es necesario que el paciente no vaya a la sesión con un discurso armado o con un tema planteado de antemano, sino que fluya a través de la conversación.

La terapia psicoanalítica tiene aspectos característicos que marcan el rumbo del tratamiento:

  • A diferencia de otras terapias, como por ejemplo las cognitivo-conductuales, las psicoanalíticas no son breves, sino que en muchos casos suelen extenderse por años.
  • El objetivo único de la terapia psicoanalítica es vencer las barreras mentales para que el analizado pueda acceder a todo aquello que pugna por hacerse conciente generando problemas diversos.
  • Al tratarse de un espacio tan íntimo en el que emergerán conflictos personales relacionados con vivencias pasadas o presentes, es recomendable acudir a una terapia psicoanalítica cuando uno sienta que lo necesita o cuando otro especialista lo recomiende.
  • Es importante tener en cuenta que a lo largo de la terapia pueden generarse momentos de angustia propios del análisis y capaces de provocar el deseo de abandonar el tratamiento.

Que las personas se descubran a sí mismas y encuentren la raíz de sus problemas, para contar con más y mejores herramientas ante distintas situaciones, es uno de los fundamentos del psicoanálisis. Esto requiere de un importante esfuerzo de parte del paciente, ya que el proceso de descubrimiento suele ser tan revelador como angustiante.

Frases como “cada vez que voy al psicólogo salgo peor” o “entro bien pero me voy llorando”, son normales en el transcurso de la terapia, por eso es importante no aferrarse a esas sensaciones y darse el tiempo necesario para tomar una decisión al respecto, así como también darle a la terapia el tiempo para demostrar si es o no es efectiva.

Asesoró: Licenciada Josefina López, psicóloga.

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