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Dieta Macrobiótica

El equilibrio y la armonía entre el cuerpo y su entorno son la base de la macrobiótica, que encuentra en la alimentación un medio para lograr el bienestar físico y mental. Con una dieta basada principalmente en la ingesta de cereales, la macrobiótica presenta una alternativa saludable para lograr la armonía entre el hombre y el universo.

Proveniente de Japón, la macrobiótica llegó a occidente de la mano de su creador, George Oshawa, y hoy es una de las dietas elegidas por reconocidas figuras internacionales como Madonna, Paul McCartney,   Gwyneth Paltrow, entre otros.

Basada en el principio básico del equilibrio entre el yin y el yang, la dieta macrobiótica apunta a la regeneración del cuerpo y la mente a través de una alimentación equilibrada, que deja de lado los vicios y malos hábitos protagonistas de la sociedad actual.

Alimentos refinados, en conserva o tratados químicamente, no tienen lugar en la dieta macrobiótica cuya base, en mayor medida, son los cereales integrales, seguidos por vegetales cocidos y crudos que deben ser locales y de estación, porotos y algas, y en menor medida pescados, mariscos, semillas y frutos secos, postres de frutas de estación, entre otros suplementos.


Alimentos yin y alimentos yang

La dieta macrobiótica clasifica los alimentos a partir del yin y el yang, que es determinado por las características de los mismos: contenido de agua, potasio que proveen al organismo, color, etc. Los alimentos más yin, son por ejemplo las frutas tropicales, papas, tomates, etc, y los más yang son la carne, huevos, entre otros.

Los cereales constituyen el alimento más equilibrado en sí mismo, por eso, su porcentaje de ingestión diaria en una dieta macrobiótica tipo es de aproximadamente el 50 por ciento. Otros alimentos, entre los que se encuentran las legumbres y algunas verduras de tierra y mar, pueden ser más o menos yin o yang, y justamente es la dieta macrobiótica, a partir de su manera de cocinarlos y combinarlos, la encargada de aportar el equilibrio justo.

Para condimentar las comidas, esta dieta incluye sal marina sin refinar, miso y salsa de soja natural (shoyu). Y las bebidas sugeridas son totalmente naturales: té de banchá (que contiene sólo un 0,5 por ciento de teína), té  y café de granos de cereales, entre otras bebidas no estimulantes ni aromáticas.


Lo que se debe y lo que no se debe comer

Dejando de lado aquellos alimentos que puedan resultar nocivos para la salud, la macrobiótica propone la incorporación de productos naturales y orgánicos entre cuyos beneficios se cuentan propiedades rejuvenecedoras y energéticas.

A modo de guía, Michio Kushi, gran referente de la salud y la vida macrobiótica, recomienda qué comer y qué no para llegar al equilibrio cuerpo-mente:


No

  • Carne, grasas animales, aceites animales.
  • Todos los azúcares: blanca y marrón. Miel, sacarina, dulces artificiales, chocolate.
  • Lácteos: leche (en todas sus versiones), queso, yogur, cuajada, etc. Estos alimentos deben ser evitados al máximo, sobre todo por aquellas personas que sufren de quistes, asma, enfermedades de la piel, alergias. 
  • Papas, tomates y berenjenas. Si se sufre de alguna enfermedad, hay que evitar además, comer espinaca, espárragos, habichuelas, palta, zapallito y pimiento verde.
  • Frutas tropicales o subtropicales y jugos de fruta: banana, ananá, papaya, mango. A menos que se viva en un clima tropical, donde habrá que consumirlas en pequeñas cantidades.
  • Pimienta, mostaza, curry y cualquier especia fuerte similar.
  • Tés estimulantes y aromáticos, yerba mate. Deben evitarlos, sobre todo, aquellas personas que sufran dolores de cabeza, alergias, insomnio, etc.
  • Bebidas artificiales fabricadas con productos químicos o que los contengan (cola, aguas tónicas, refrescos, extractos de fruta, etc) y alcohol (evitar sobre todo el vino y el whisky escocés).
  • Cualquier alimento cultivado con abonos químicos o que contenga conservantes o colorantes (como las conservas en lata y otros recipientes).
  • Toda clase de alimentos refinados como arroz blanco, harina blanca, etc. Sólo podrán incorporarse ocasionalmente, si se goza de buena salud.


 

  • Un 50 por ciento de la comida diaria debe estar cubierta por cereales integrales: arroz integral, trigo integral, cebada integral, avena integral, trigo bulgor, centeno integral, maíz integral y trigo sarraceno. Pan integral de trigo -puede ser también de centeno o de maíz integrales- . Se pueden alternar los tipos de cereales pero deben ser consumidos en cada comida diaria. El pan debe contener poca levadura.
  • Sopas: Del 5 al 10 por ciento de la comida diaria debe estar formada por dos tazas de sopa de miso o shoyu. A la sopa pueden incorporársele algas, verdura, granos de cereales o porotos, lentejas, etc.
  • Verduras y vegetales: Entre el 20 y el 25 por ciento de la comida diaria debe estar cubierta por verduras y vegetales. Lo más indicado es comerlos cocidos, aunque se puede incorporar una pequeña cantidad de ensalada, sobre todo si el clima es cálido. Algunos de los vegetales indicados son el repollo verde, el repollo chino o akusai, diente de león, bardana (planta silvestre), raíz de loto (Lotus), berro, cebolla, puerro, brócoli, coliflor, calabacín, calabaza, cebollino, etc. 
  • Las algas marinas (kombu, hiziki, wakame, nori, etc) también tienen un papel preponderante en la dieta macrobiótica, y junto con las legumbres deben cubrir entre el 10 y el 15 por ciento de la comida diaria. Por ejemplo, en vez de tomar un vaso de leche, se debe tomar una cucharadita de hiziki, importante fuente de minerales al igual que el resto de las algas. 
  • Aquellas personas que gozan de buena salud, pueden incorporar legumbres como porotos, lentejas, etc. Para quienes están enfermos, lo mejor es que consuman porotos aduki, lentejas marrones, garbanzos o porotos negros.
  • Alimentos animales: La dieta permite el consumo de pescado blanco dos veces por semana, y en caso de ser necesario el consumo de carne, lo mejor es optar por el pollo o pavo, dejando de lado carnes de cordero, vaca, cerdo o cualquier otro animal.
  • Postres: Si se goza de buena salud, se pueden incorporar frutas dos o tres veces por semana, y en poca cantidad. Pueden ser cerezas, manzanas, duraznos, damascos, uvas, sandías, fresas, moras, etc, siempre que crezcan en la región en que se vive. De lo contrario, es preferible que sean del mismo cinturón climático, de Este a Oeste y no de Norte a Sur. También pueden hacerse dulces naturales, con frutas cocidas -que contienen sus propios azúcares-, frutas secas, damascos, pasas, castañas, etc.
  • Bebidas: Deben tomarse después de las comidas, nunca durante, cuando se tiene mucha sed, y en pequeños sorbos. Las bebidas pueden ser: te de banchá, te mú (no todos los días), café de cereales (yannoh) y cereales tostados transformados en té con agua; el té debe ser suave y se puede beber una vez al día o cada dos días. Como bebida natural, para todos los días, lo mejor es el té de banchá. También se puede tomar agua natural, incluso caliente, o agua mineral sin gas.
  • Desayuno y aperitivos: Para el desayuno, el arroz integral, los copos de avena -preparados con agua, no con leche-, vegetales, sopa de miso, kokoh, copos de maíz integral, entre otros, son los indicados. Los aperitivos pueden estar compuestos por semillas, porotos o frutos secos, todos tostados.  
  • Para condimentar los alimentos, la dieta macrobiótica sugiere: Gomasio (un preparado compuesto por semillas de sésamo y sal marina); Algas wakame o cualquier otra alga suave, tostada y hecha polvo; Iriko, pescados muy pequeños y secos, tostados y  pulverizados en su totalidad; Teka ; Umeboshi, ciruela preparada en picle, muy depurativa y shoyu (salsa de soja).
  • Aceites: Los mejores para cocinar son el aceite de sésamo, aceite de maíz, aceite de girasol y aceite de oliva -los dos primeros son los más recomendables-.


Más allá de la dieta que propone, la macrobiótica es un estilo de vida que invita a incorporar día a día sanas costumbres con el fin de encontrar la armonía ideal entre el cuerpo, la mente y su entorno.


Fuente: Guía Práctica de la Macrobiótica,
Publicaciones GEA