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Drogas y fiestas electrónicas: hablemos con nuestros hijos

A partir de la muerte de cinco jóvenes en una fiesta electrónica por consumo de sustancias, surgieron muchas dudas alrededor de estos eventos y se puso en relieve la importancia de hablar con los chicos sobre las salidas, el alcohol, las drogas y los excesos.

En las últimas décadas las fiestas electrónicas aumentaron. En estos eventos, la música, el baile y las luces se combinan con sustancias para sostener una movida que se prolonga en el tiempo y que modifica la percepción sensorial.

Según explica la Sociedad Argentina de Pediatría, las sustancias que acompañan estas fiestas son varias: la vedette es el éxtasis (MDMA) y sus acompañantes son el L.S.D, la Ketamina, el Popper, el G.H.B, entre otras.

 

¿Qué contienen estas pastillas?


Las pastillas que se venden en la noche no siempre contienen las mismas sustancias, aunque se vendan como éxtasis. Contienen distintas metanfetaminas que son más o menos tóxicas que el MDMA, y tienen distinta duración de acción y distinto tiempo de inicio de acción.

El consumo de drogas de diseño, recreativas o de “club”, como se las suele llamar, tiene efectos nocivos en los distintos órganos y aunque no siempre se vinculen con patrones de adicción, ponen en riesgo la vida de quienes las consumen.

¿Existe una forma de consumo seguro? ¿Todos tenemos las mismas consecuencias?

Nada hoy puede asegurar que el consumo de las drogas de diseño sea inocuo y que no ponga en riesgo la vida de quienes experimentan con ellas.

Hay padres que consumen y las intoxicaciones accidentales en edades pediátricas también han aumentado, siendo las drogas de abuso las que también ingieren los niños.

 

El rol de los padres


La educación y el cuidado de los hijos implica básicamente que los padres mantengan un diálogo fluido con ellos, que les dediquen tiempo, que den el ejemplo en relación a las actitudes que esperan de sus hijos y que puedan poner límites y decir “No”. Obviamente, esto es válido en general, más allá de la problemática en particular, pero en este caso puede analizarse específicamente:

  • Dialogar: hay que buscar el momento, que no es justamente cuando los chicos están concentrados estudiando o jugando a un videojuego, y sacar el tema del abuso de sustancias en general. Cuanto antes se empiece a hablar del tema con los chicos, mejor, y esto hay que hacerlo como sea, como se pueda, como les salga a los padres. No hay nada que reemplace al sentarse y hablar.
  • Dedicarles tiempo: para poder sentarse y hablar hay que prestarle atención al chico, dedicarle tiempo. A la hora de comer se comparte la mesa y se habla, los chicos tienen que tener tiempo con los padres para saber lo que piensan y para que los padres escuchen lo que piensan sus hijos.
  • Dar el ejemplo: Si los chicos ven actitudes responsables van a desarrollar actitudes responsables. Ahora, si sus padres dicen una cosa y hacen otra, los hijos van a imitar lo que hacen, más allá de lo que digan. Cuidado con este punto.
  • Poner límites: es obligación de los padres poner límites y no permitir que sus hijos corran peligro porque  todos los demás padres dicen que sí. Hay que controlar a los hijos, mirar cómo llegan de las salidas y decir “No” cuando corresponde, buscando generar acuerdos con los otros padres para decir “No”.

La familia tiene que ocupar su rol indelegable y no dejar en manos de la escuela, de las campañas que pueda hacer el Estado o de la policía (cuando los chicos salen) el cuidado de sus hijos. El chico se educa en casa y es fundamental que la familia recupere hábitos saludables, que se coma más temprano, que se coma mejor, que se pongan límites a la computadora y a la televisión, etc. Claramente, estos hijos van a demandar más y necesitan padres que se ocupen.

 

Fuente: Sociedad Argentina de Pediatría

Adolescentes Psicologia, educación y familia