Pasar al contenido principal

Día Mundial de la Salud: luchando contra la depresión

La depresión posparto afecta a una de cada seis mujeres. Por otro lado, los niños y adolescentes también pueden sufrir de depresión. ¿Cuáles son las señales de alerta? ¿Qué hacer?

Este año, el Día Mundial de la Salud, que se conmemora cada 7 de abril, está dedicado a la depresión. Una afección que sufren personas de todas las edades y condiciones sociales y de todos los países.

Tener una mayor comprensión ante la depresión, saber qué es y cómo se puede tratar contribuye a reducir la estigmatización asociada a esta afección y alienta a las personas que la sufren a hablar sobre su problema y consultar a tiempo.

Por ejemplo, en el caso de la depresión posparto, hasta hace unos años era subestimada y muchas madres la vivían en soledad sin saber qué les pasaba, sin la comprensión por parte de su entorno y sin poder pedir ayuda. Y en el caso de la depresión infantil, muchas veces pasa desapercibida y puede resultar muy peligrosa.

Por eso, es fundamental conocer más acerca de esta enfermedad para ayudarnos y ayudar a los demás.

 

Depresión posparto: ¿cómo se manifiesta?

 

  • La depresión postparto es muy frecuente. Afecta a una de cada seis mujeres que dan a luz y se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en aquellas actividades que antes se disfrutaban, así como por la incapacidad para llevar a cabo actividades cotidianas, cuidar y “conectarse” con el bebé.
  • Los síntomas de una depresión postparto también incluyen un sentimiento de agobio, ansiedad, llanto persistente sin razón aparente, falta de lazos de afecto con el bebé, sensación de culpa por estas emociones y dudas sobre la propia capacidad de cuidar de una misma y del bebé.
  • Sin tratamiento, la depresión postparto puede durar meses o incluso años y también es capaz de afectar la salud de la mamá y el desarrollo del recién nacido.
  • A veces, las mamás manifiestan una “angustia posparto” que se caracteriza por síntomas similares a los de una depresión pero por una duración más corta (entre una semana y diez días después del nacimiento del bebé). Para que esta angustia no se profundice es importante hablar con la pareja, familiares, amigos, etc. sobre lo que pasa.

 

Qué hacer

  • Lo primero y más importante para afrontar una depresión de este tipo es hablar, contar lo que nos pasa, a nuestra pareja, a un familiar, a una amiga de confianza, etc. Este es el primer paso. Por otro lado, si sentimos que no podemos cuidar al bebé como nos gustaría, es fundamental pedir ayuda.
  • No aislarse, tratar de pasar más tiempo con familiares y amigos, salir a caminar al aire libre con el bebé, etc. nos ayudará a no sentirnos tan solas y a despejar la cabeza.
  • Armar una “red de contención” o una “tribu de mamás” es clave. Saber que otras madres pasaron por lo mismo o por algo similar y recibir contención por parte de ellas.
  • También se aconseja hablarlo con el obstetra o con un terapeuta que nos pueda guiar y ayudarnos a superarla.
  • Si en algún momento se nos cruza la idea de hacernos daño o de dañar al bebé, debemos pedir ayuda inmediatamente.

 

Depresión en niños y adolescentes

 

  • La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfrutaba, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.
  • Otros signos y síntomas de depresión durante la infancia son el retraimiento, la irritabilidad, el llanto excesivo, la dificultad para concentrarse en la escuela, cambios en el apetito y/o en el sueño (dormir más o menos de lo normal).
  • En el caso de los niños más pequeños, pueden perder el interés por jugar, y en el caso de los más grandes, pueden correr riesgos que normalmente no asumirían.

 

¿Qué hacer?

  • Es fundamental que los padres hablemos con nuestro hijo sobre cosas que estén pasando en casa, en la escuela y fuera de la escuela de manera de averiguar si hay algo que le preocupa.
  • Por otro lado, hablar con personas de confianza que conozcan al niño sobre cómo lo ven, si saben algo, etc. puede darnos una visión más amplia.
  • Pedir consejo a un profesional de la salud (pediatra, terapeuta, etc.).
  • Proteger al niño de un estrés excesivo, situaciones de maltrato y/o violencia ayuda a evitar la depresión.
  • Un cambio de colegio, mudanza, el comienzo de la pubertad, la adolescencia, la separación de sus padres, problemas familiares, la enfermedad o fallecimiento de un ser querido, etc. son cambios vitales en la vida de un niño y es fundamental acompañarlo desde el diálogo de manera que sienta toda la confianza para compartir su angustia o dudas. Pasar más tiempo con él y hacerlo sentirse cuidado y mirado es clave siempre, y más aún en estas situaciones.
  • Crear las condiciones necesarias para que duerma el tiempo suficiente, coma regularmente y alimentos sanos, haga actividad física así como cosas que le gusten (algún deporte, disciplina, curso, etc.) son maneras de prevenir la depresión y cuidar su salud.
  • Si sospechamos que nuestro hijo piensa en hacerse daño a sí mismo o ya lo ha hecho, es fundamental pedir ayuda de inmediato a un profesional capacitado para estos casos.

 

Fuente: Organización Mundial de la Salud

Parto y Lactancia Niños Adolescentes Parto Psicologia, educación y familia Psicología del niño y la familia