Preguntas frecuentes

Algunos odontólogos recomiendan realizar la primera consulta junto con la erupción de la primera pieza dentaria y antes del año de vida; la Academia Americana de Pediatría sugiere llevarlos al año y otros especialistas en salud bucal prefieren esperar hasta los tres años, cuando los niños, luego de algunas sesiones de motivación, pueden abrir la boca por su voluntad y dejarse revisar. Ante tantas diferencias, lo ideal es que el pediatra de cabecera recomiende un odontopediatra en el que los padres puedan depositar su confianza.

Primero cabe aclarar que toda exposición a radiaciones ionizantes (que es la utilizada en los aparatos de rayos X) es indeseable particularmente en la infancia y adolescencia, y solo se justifica cuando es necesaria para un mejor diagnóstico o tratamiento médico. De todas maneras, con equipamiento moderno se minimiza la dosis recibida y el posible riesgo a futuro que puede representar esta exposición.

Con repecto a si es necesaria o no la protección, en caso de realizarse una radiografía dental, se recomienda utilizar una protección contra los rayos X para la glándula tiroides, que se le puede pedir al radiólogo.

En el caso de que se realice otro tipo de radiografía o diagnóstico por imagen, dependiendo de la zona del cuerpo que se quiera visualizar, hay elementos de protección gonadal para resguardar los órganos de reproducción. De todas maneras, indicar esta protección depende de cada médico, porque no hay un acuerdo unánime en el ámbito de la salud con respecto a su uso, ya que puede dificultar el diagnóstico aumentando la necesidad de repetir las tomas radiográficas.

Fuente consultada: Instituto Nacional del Cáncer (INC)

Los ideal para los niños es un protector con Factor de Protección Solar (FPS) de 30 o más. Los más altos ofrecen mayor protección pero ninguno bloquea totalmente los rayos UVB (por más que la etiqueta diga “pantalla o bloqueador total”).

El FPS sólo indica protección contra los UVB y por eso lo mejor es elegir protectores que además de tener FPS sean de amplio espectro, porque protegen también contra los UVA. Esta característica debe figurar en la etiqueta.

Los protectores con un FPS de 30 filtran alrededor del 97 por ciento de los UVB y los que tienen un FPS de 50 filtran cerca de un 98 por ciento. Es decir, cuanto mayor el número, menor la diferencia, aunque ninguno llega a proteger un 100 por ciento.

Siempre hay que aplicarlo de manera generosa y uniforme en toda la piel y masajeando para que se absorba bien 30 minutos antes de salir a la pileta, playa, montaña, plaza o cualquier espacio al aire libre, y aunque esté nublado, porque las nubes dejan pasar hasta un 75 por ciento de radiación ultravioleta.

La socialización es un proceso muy largo que se va dando paulatinamente. Los bebés suelen desconcertarse ante los cambios de espacio físico, voces o caras que no le resultan del todo familiares. Es importante que no por esto se lo aisle o se evite este tipo de experiencias. El bebé debe seguir teniendo la oportunidad de ir a sitios nuevos y de acostumbrarse a la diversidad de horarios, ambientes, etc. Acompañá a tu bebé en este proceso con confianza y tranquilidad. No lo exijas. Respetá sus límites sin dejar de estimularlo a conocer el mundo que lo rodea.

 En un embarazo normal y sin complicaciones no, pero ante casos como por ejemplo de un embarazo con amenaza de parto pretérmino, puede que se le recomiende a la embarazada evitar los orgasmos y todo tipo de actividad que pueda incitarlos, debido a que estos son capaces de provocar contracciones uterinas que serían peligrosas. Ante esta patología, es necesario que el útero se encuentre en reposo asegurando una mejor oxigenación y nutrición al feto y permitiendo que este siga en el vientre materno por más tiempo. Estas medidas de prevención, que incluyen evitar las relaciones sexuales, ayudarían a que el embarazo llegue a término y a que el bebé corra la menor cantidad de riesgos posibles.

Para vivir con mayor plenitud el embarazo es bueno que las parejas puedan permitirse la búsqueda de alternativas que los ayuden a disfrutar de las relaciones sexuales y de su intimidad, disminuyendo así sus miedos y dándole lugar a distintas posiciones o movimientos que acompañen las limitaciones físicas que posee una mujer cuando está embarazada.

Asesoró: Dra. Martina Carro, Gineco-obstetra

En caso de realizarse una radiografía dental, se recomienda utilizar una protección contra los rayos X para la glándula tiroides, que se le puede pedir al radiólogo.

Pero en el caso de hacerse una mamografía u otro tipo de diagnóstico por imagen, no hay un acuerdo unánime en el ámbito de la salud con respecto a utilizar este tipo de protección porque puede dificultar el diagnóstico aumentando la necesidad de repetir las tomas radiográficas.

De todas formas, con equipamiento moderno se minimiza la dosis recibida de radiaciones ionizantes y el posible riesgo.

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer

Los síntomas o cambios en la mama a los que hay que prestar atención incluyen cualquier protuberancia (masa), endurecimiento, hinchazón, formación de hoyuelos, irritación de la piel, deformación, retracción del pezón, escamas o dolor. Una mamografía puede detectar cambios en la mama que pueden ser una señal de cáncer mucho antes de que se puedan sentir.

También un autoexamen de mamas mensual ayuda a detectar cambios y alteraciones en la mama, algo que es fundamental porque el diagnóstico temprano del cáncer de mama influye mucho en el pronóstico de la enfermedad.

Lo más recomendable es no darle chicle a los niños por lo menos hasta que cumplan los 4 años. Antes de esa edad es peligroso darles chicle porque pueden atragantarse ya que no tienen incorporado el proceso de masticar sin tragar.

Para los primeros chicles, lo mejor es optar por los que vienen en barra, ya que son más suaves que los que vienen en forma de cuadraditos o bolitas y se pueden cortar como para darle de a trocitos al niño mientras aprende a masticarlos.

Recordar que el chicle, como toda golosina, no alimenta y que consumirlo en exceso favorece las caries y otros problemas de salud.  

Hasta el año de vida del bebé hay que evitar alimentos potencialmente alérgenos sobre todo en los bebés que corren más riesgos de sufrir alergias por herencia o predisposición:

• Huevos (se aconseja hasta dos por semana, ya sea cocido o pasado por agua)
• Pescados, mariscos
• Chocolate
• Dulce de leche
• Frutillas y kiwis (pueden dar alergias cutáneas)
• Leche de vaca: Durante los primeros 6 meses la alimentación ideal es la leche materna en forma exclusiva. Pero si por algún motivo la lactancia materna no fuera posible, el bebé debe tomar leche de formula o maternizada para evitar alergias a las proteínas de la leche de vaca.
• Miel: la miel sin pasteurizar (de abeja o de caña) puede transmitir botulismo, una enfermedad grave que afecta al sistema nervioso. Los bebés son más susceptibles de sufrir esta enfermedad porque, a diferencia de los adultos, sus intestinos no están preparados para evitar el desarrollo de las esporas que producen botulismo.

Si hay riesgos de parto prematuro u otras complicaciones durante el embarazo, antes de utilizar un consolador o juguete sexual hay que consultar con el médico.

En caso de un embarazo normal sin ningún tipo de complicación, no hay contraindicaciones para el uso de juguetes sexuales.

Los síntomas del síndrome premenstrual (SMP) son: humor cambiante, dolor de cabeza, dolor abdominal, sensibilidad en los pechos, hinchazón en piernas, cansancio, problemas para concentrarse, y depresión.

Para diagnosticar el SPM es importante llevar un registro diario donde anotarr el tipo de síntomas, su intensidad y duración. Si estos se repiten mes a mes en la segunda etapa del ciclo –15 días antes de la menstruación-, durante al menos 3 meses, el médico podrá determinar que se trata de SPM.

El problema del SPM es que en realidad no debería ser aceptado como “normal”, sobre todo cuando significa un impedimento para salir, trabajar o hacer otras actividades.

La menstruación suele estar asociada a dolores pero, si el dolor menstrual se hace más intenso en cada ciclo, repetitivo, se asocia a otros síntomas e interfiere con la actividad diaria, no hay que dudar en consultar al ginecólogo.

Si bien no es frecuente que a los tres meses erupcione el primer diente, no deja de ser una variante normal.

Lo habitual es alrededor de los seis meses pero insisto, esto es como el caminar. Puede ser que los niños caminen entre los 8 y los 18 meses y son todos normales.