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La sal, el azúcar y el edulcorante en la dieta de bebés

¿Hasta cuándo conviene evitar la sal y el azúcar agregada en la dieta del bebé? ¿A partir de cuándo se podrían incorporar? ¿O es mejor no hacerlo?

La sal y el azúcar agregada están muy presentes en la dieta occidental y muchos padres se preguntan si conviene evitarlas en la dieta de bebés.

En el caso de la sal, no es aconsejable agregarla en comidas ya preparadas o durante la preparación. Ya de por sí, los alimentos contienen sodio en su composición química y este es suficiente para cubrir los requerimientos del lactante, así como de los niños y adultos. Además, la sal común contiene cloro y sodio, este último asociado al aumento de la presión arterial que, cuando es crónico, se conoce como hipertensión. Por eso, no hay razones para agregarle sal a la comida.

Lo mejor entonces es que los niños empiecen conociendo el sabor original de los alimentos, sin agregados. Y si bien se puede empezar a agregar sal en las preparaciones a partir de los 2 años de vida del niño, no es necesario usarla, más que nada porque el gusto por lo salado se adquiere y en la mayoría de los casos es la preferencia materna la que lleva a agregar sal a las preparaciones, no el “pedido” del niño para darle más o mejor sabor a las comidas.

Siguiendo esta línea, también se aconseja evitar el consumo de aquellos alimentos con excesiva cantidad de sodio, como los enlatados, embutidos, fiambres, caldos concentrados, sopas envasadas, productos de copetín, snacks, etc.

 

Azúcar ¿sí o no?


Aunque no hay contraindicación en el consumo de azúcar o sacarosa en lactantes, lo mejor es evitarlo. ¿Por qué? Porque no es necesaria, ni beneficiosa. De por sí, la leche materna contiene 40 gramos de lactosa en 100 centímetros cúbicos. La lactosa es un hidrato de carbono formado por glucosa y galactosa, que provee energía.

Por su parte, la sacarosa pura o “azúcar de mesa” es un hidrato de carbono formado por glucosa y fructosa, y la glucosa que contiene aporta 3.75 kilocalorías por cada gramo, y ningún beneficio para la nutrición, además de que es una de las mayores causantes de caries.

Ya desde chicas, las personas consumen hidratos de carbono simples -como la glucosa en la leche materna o de fórmula-, y a medida que van creciendo se van sumando a su dieta productos que de por sí son azucarados, como los jugos industriales, las golosinas, gaseosas, postres, facturas, helados, etc. Entonces, ¿para qué sumar más azúcar cuando no aporta más que calorías?

 

Edulcorantes


Si un niño tomó leche materna, que es dulce por naturaleza, luego toma leche de vaca, entera o descremada, ambas dulces por naturaleza, sin agregado de azúcar, tampoco necesitará agregado de edulcorante.

En cuanto a las gaseosas o bebidas light, a partir de los 2 años se pueden comenzar a consumir, pero siempre es mejor optar por agua mineral y jugos de fruta naturales, y dejar ese tipo de bebidas para casos excepcionales, como por ejemplo los cumpleaños.


Asesoró: Lic. María Laura García, nutricionista



 

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